martes, 10 de marzo de 2009

UNA NOCHE DE PELICULA CON LA HERMOSA Y DELICIOSA
VERONICA AYLLON


Una noche fui al cine para ver el estreno de la película “Bajos Instintos 2”. El boleto para ver la película me lo había ganado en un sorteo realizado por un canal de señal abierta. Había mucha gente en el cine. Me puse en la fila y miré hacia atrás para ver si había algún conocido. No vi a ninguno de mis amigos pero sí pude ver a una rubia que me miraba. Cuando la miré ella miró hacia otro lado y no pude reconocerla aunque me parecía haberla visto antes.
Entré a la sala y me senté. Luego una rubia se sentó a mi lado. La miré y me di cuenta que era la misma rubia que me había mirado antes de entrar a la sala. En ese momento supe quién era ella.
Era la hermosa Verónica Ayllón, la conductora del programa “DE PELICULA” y que antes había conducido otro programa llamado “AVANT PREMIERE”. La he deseado desde hace mucho tiempo, cuando ella era un poco más joven, aunque aún seguía deseándola. No podía creer que estaba tan cerca de ella que casi podía rozar su piel. Estaba excitado. Me lamí los labios.
—¿Estás nervioso? —me preguntó en voz baja.
—Para nada —respondí.
—¿Y excitado? —preguntó.
—Tal vez —respondí.
—Las películas de sexo me excitan mucho —me dijo—. ¿Y a ti? —me preguntó.
—Un poco —le dije—. Aunque si hay una mujer hermosa a mi lado me excito bastante.
—¿Te parezco hermosa? ¿Crees que soy hermosa? —me preguntó.
—Has logrado que me excite mucho —respondí.
—Vámonos —me dijo—. Salgamos de aquí
—La película está a la mitad —le dije—. Falta mucho para que termine.
—Si nos quedamos aquí nos vamos a arrepentir —me dijo—. Podemos ver la película otro día.

Salimos de la sala y nos metimos al baño de mujeres. Nos desnudamos rápidamente sin podernos contener. Abrió sus muslos, agarró mi verga y la colocó en la entrada de su vagina.
—Cógeme ahora. Te necesito —me dijo.
No necesitó decírmelo otra vez porque yo también estaba ardiendo.
—Aaaahhhh. Qué rico —gimió ella.
Luego bajé la tapa del escusado y me senté ahí. Se montó sobre mí y empezó a cabalgarme. Mi verga era un volcán a punto de estallar dentro de una cueva húmeda y ardiente. Hasta que estalló derramando líquido caliente. Tuvimos nuestro último orgasmo justo cuando varias mujeres ingresaron al baño. La película había terminado.
—Aún tengo muchas ganas —me dijo—. Vámonos a otro sitio.
—Qué te parece si nos vamos a mi casa —le dije.
Salimos del cine y fuimos a mi casa.
—Disfrutemos de todo el placer que nos merecemos —me dijo, desnudándome.

—Bien dicho, preciosa —le dije.

—Hazme sexo oral —me dijo—. Luego yo te lo hago a ti.
Hice lo que me pidió.
—Aaaahhhh. Qué delicioso —gimió.
—Ahora me toca hacértelo a ti —me dijo.
—No es necesario —le dije—. Tu vagina está muy excitada y tengo muchas ganas de penetrarte antes que nos enfriemos.
Me tumbó sobre el sillón, se montó sobre mí y empezó a cabalgarme
—Acarícialas, pellízcalas, muérdelas —me dijo, colocando mis manos en sus tetas.
Estábamos disfrutando en todas las poses que queríamos.
—Dame más. Quiero más —me dijo, poco antes de llegar a su último orgasmo.
Mi verga era un volcán a punto de estallar dentro de una cueva húmeda y ardiente. Hasta que estalló derramando líquido caliente.

—Tú no me has cogido a mí —me dijo, sonriendo—. Yo te he cogido a ti.